Autor: Próspero Pérez Salazar-Máster en Nutrición y Salud Con el descubrimiento del proyecto del Genoma Humano, se abrió una nueva era en la ciencia de la nutrición de tal forma que hoy podemos comprender por qué algunos nutrientes son beneficiosos para determinados individuos mientras que, para otros esos mismos alimentos pueden ser altamente destructivos. En este sentido, numerosos estudios epidemiológicos confirman la existencia de cierta asociación entre la dieta ingerida y la incidencia o gravedad de las enfermedades crónicas no trasmisibles y sin patrón de herencia específica.[1] Figura 1. Psiconutrición y Nutrigenética. Fuente: tomado de Nutricón Donostia. Misma dieta… pero diferentes efectos Seguramente hemos oído decir ¿por qué engordo y mi amiga(o) que come y toma lo mismo que yo, no sube de peso? o ¿por más que busco bajar de peso no lo logro? “He dejado de comer casi todo, y hago mucho ejercicio y dieta y no logro perder ni un gramo”. “Pareciera que entre más me afano por bajar de peso, más subo”. “Con solo oler la comida, subo de peso”. Asimismo, hay personas que dicen: “sé que no debo comer ciertos alimentos, pero por más que me esfuerzo, caigo en la tentación y no logro vencer el deseo”. Antes se creía que era por la constitución de cada persona. Pero hoy se sabe que es por la genética. Pero no por eso estamos condenados a ser obesos o padecer enfermedades como el cáncer debido a la herencia porque no es determinante ya que la mayoría de las variaciones del riesgo tiene que ver más con el ambiente que la misma genética (figura 1). Fuente: Factores Genéticos y ambientales en el cáncer. Adaptado de Anand et al.(2008) La genómica nutricional, explica el por qué algunas personas con una misma dieta tienen mayor riesgo de enfermedades como el cáncer o la obesidad, mientras que otras no, e incluso, puede ser benéfica y en caso de obesidad, perder peso; a unos les va bien con algunos alimentos y a otros les va mal. La Genómica Nutricional La genómica nutricional que se divide en dos ramas: la nutrigénetica y la nutrigenómica. La nutrigénetica analiza el por qué la secuencia de los genes de una persona, hace que los componentes de la dieta le resulten inocuos, favorables o dañinos. Mientras que la nutrigenómica, estudia justamente lo contrario: cómo los componentes de la dieta afectan a la secuencia de la expresión de genes. Entonces, por un lado, vemos como los genes afectan a la dieta, y por el otro, como la dieta afecta a los genes. Desde el punto de vista de ciencia, la nutrigenética, estudia la secuencia de los genes y como esa secuencia hace que algunos componentes para algunas personas, tengan un efecto beneficioso y para otros, tenga incluso un efecto dañino. Pequeñas modificaciones en una sola base, en una sola letra de la genética, pueden ser responsables de estos cambios[2]. Los científicos denominaron SNP o “polimorfismos de un solo nucleótido” a las secuencias que cambian en una sola base del ADN, a estos se les atribuye que para que se desarrollen patologías que no tienen patrón de herencia genética específica como las mendelianas, sino que son multifactorial o del ambiente donde se incluye la alimentación se requiere de la participación e interacción de múltiples genes de baja penetrancia. Las patologías crónico degenerativas no trasmisibles y de compromiso inmunológico sin herencia genética especifica más frecuentes y de actualidad son: la tensión arterial, el síndrome metabólico, la obesidad, el asma, la artritis reumatoide, la diabetes mellitus tipo 2, el lupus eritematoso generalizado etc. [3] Con base a los antes expuesto, se explica por qué algunos elementos nutritivos pueden llevar a la salud o la enfermedad a determinados individuos. Ejemplo de esto es el selenio, micronutriente que necesitamos en cantidades muy pequeñas, se ha visto que es beneficioso para la mayoría de las personas; se ha observado que las personas que toman selenio en cantidades adecuadas, tienen menos riesgo de cáncer de pulmón contrario a los que no lo toman, pero, no ocurre los mismo en todas las personas. En algunas personas ese mismo elemento puede producir cáncer. En la mayoría de las personas, el gen que codifica para la glutatión peroxidasa que es una enzima que necesita selenio, en la posición 198 tiene dos aminoácidos que segregan prolina. La secuencia codifica para los aminoácidos que son prolina, a esas personas que suelen ser la mayoría de la población si toman selenio, les va muy bien, pero no ocurre lo mismo cuando se sustituye una prolina por una leucina; el efecto del selenio ya no es beneficioso. Por el contrario, a estas personas, les aumenta la probabilidad de padecer cáncer de pulmón hasta del 80%. Pero si sustituimos las dos prolinas por dos leucinas, se aumenta la probabilidad de padecer cáncer de pulmón hasta un 130%. Con base a lo anterior, queda claro que la secuencia genética juega un papel muy importante[2]. Asimismo, sabemos que la dieta y sus componentes afectan a la expresión de los genes y, si estos se ven afectados, lo que tenemos es un metabolismo diferente. Por lo tanto, los efectos obviamente sobre el organismo son totalmente divergentes. Un ejemplo de esto, sería el consumo de ácidos grasos omega-3. Se ha observado que una dieta, equilibrada, pero con presencia de omega-3 previene la obesidad. Porque consigue que se queme más grasa ingerida y acumulada. Además, hace que el hígado, produzca menos grasa. Por lo que va haber menos contenido de grasa en los tejidos y con esto, se aumenta la sensibilidad a la insulina. Una de las pandemias actuales de la sociedad es la diabetes mellitus tipo 2, que se debe en su mayoría a la pérdida de la sensibilidad a la insulina (resistencia a la insulina), las dietas con omega 3, favorecen a la recuperación de la sensibilidad a la insulina e incluso se sabe que reducen la inflamación o el síndrome metabólico. Pero como se ha expuesto, esto no ocurre en todas las personas. Por